Como hermanos franciscanos conventuales, nuestra misión de ayudar nace del Evangelio y del ejemplo de San Francisco de Asís. Nos sentimos llamados a estar cerca de quienes más lo necesitan, a escuchar sus realidades y a compartir con ellos nuestra vida, nuestra fe y lo poco o mucho que podamos ofrecer.
Ayudamos no solo con palabras, sino con gestos concretos: acompañamos a las comunidades en sus luchas y alegrías, brindamos apoyo espiritual y material, impulsamos proyectos que devuelvan la dignidad, y trabajamos por la paz y la reconciliación donde hay heridas y divisiones.
Servimos con alegría, porque creemos que cada persona es un hermano o hermana, y que al tender la mano al necesitado, servimos al mismo Cristo.